Reseña: Ready Player One, de Ernest Cline

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Imagina un mundo virtual, alternativo, donde existen empresas, incluso cotizando en la bolsa, puedes trabajar, comprar autos y casas, estudiar, los niños van a colegios, etc., una especie de mezcla de Facebook futurista con Oculus Rift. Estas gafas de realidad virtual son entregadas gratis a todos, y la conexión al juego también es gratis.


Eso es OASIS, una vida paralela donde las personas tienen una vida mucho mejor a la que viven en la realidad, un mundo virtual donde prácticamente no existen problemas. OASIS nació como una plataforma de juegos, donde los jugadores acumulan puntos para pasar de nivel, y ganan o compran objetos y artilugios para vencer a sus enemigos, pero que rápidamente fue creciendo llegando a transformarse en un verdadero universo, con miles de mundos, muchos de ellos temáticos, donde las personas crean su propia vida de ensueño. Claro que hay quienes en la vida real no tienen dinero para comprar las mejoras o puntos, y tienen que conformarse con la lenta acumulación de puntos que les entrega el juego, avanzando a pequeños pasos. Eso es lo que le ocurre a Wade, que tiene empantanado a su avatar Parzival en uno de los niveles más bajos del juego.


De pronto todo cambia, muere James Halliday, el creador de Oasis, y deja un mensaje a todos los jugadores: su testamento. Nada menos que en toda su fortuna, incluyendo el propio Oasis, lo heredará a un jugador de Oasis.
Lo interesante es que la fortuna la puede obtener cualquiera, ya que, al mero estilo Dungeons and Dragons y muchos otros, existen Easter Eggs (o “huevos de pascua”), tres llaves ocultas dentro de Oasis, que permiten abrir tres puertas, quién encuentre las llaves y pase las puertas será el merecedor de toda la fortuna. Lo mejor de todo: quién tenga conexión a Oasis puede participar, sin limitaciones ni restricciones, no importando el nivel, puntos o cantidad de artilugios que posea.


Esto desata una avalancha de investigación, búsqueda y especulaciones del mundo entero, también de Wade/Parzival, quién sueña con dejar atrás su miserable vida. También se entrega a la búsqueda IOI (Innovative Online Industries), la empresa de telecomunicaciones más grande dentro y fuera de Oasis, ya que podría aplicar un pequeño cobro mensual a cada jugador por conectarse al juego, pudiendo generar con ello ganancias siderales. Se forman bandas de gunters (como llaman a los “Egg Hunters”) que buscan la primera de las llaves, al mismo tiempo que intentan detener los planes de IOI.


Pasan cinco años desde que comenzó la búsqueda, los gunters ya han comenzado a perder las esperanzas, los noticieros ya los olvidaron. Inesperadamente el nombre Parzival aparece inaugurando la tabla de puntuaciones, la primera llave ha sido encontrada. De pronto el juego y la carrera para hacerse con el testamento cobra vida nuevamente, poniendo en peligro el futuro de Oasis, ya que las fuerzas de IOI rápidamente avanzan a la saga de Parzival, Hache, Art3mis, Daito y Shoto sus nuevos contrincantes-amigos. El peligro de perder la vida es tanto dentro del juego como fuera de él, IOI está dispuesta a usar cualquier medio para hacerse con el control de Oasis.


El libro está lleno de referencias a juegos, libros y personajes ochenteros. Pac-Man, Dungeons and Dragons, Gálaga, Everquest, World of Warcraft, Joust, Zork, Black Tiger, Defenders, Asteroids, Robotron, Donkey Kong. Menciona personajes que cambiaron o influyeron en la historia de la informática o la ficción como Orson Scott Card, Terry Pratchett, Douglas Adams, Tolkien, Cory Doctorow, Wil Wheaton, Jobs, Wozniak, Mitnik. También hay espacio para mencionar íconos de la época como los Cazafantasmas, el DeLorean, KITT, Tron, War Games o el infaltable Atari 2600.


Una oda al nerd o geek que todos llevamos dentro.


Ready Player One
Autor: Ernest Cline.
Medio: Encuadernado en tapa blanda.
Edición: Quinta edición, 2015.
Editorial: Nova.
Páginas: 459.

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